La década de los ’90 dejó huellas imborrables en la televisión argentina. Entre ellas, Brigada Cola se transformó en un clásico de acción y comedia emitido entre 1992 y 1994 por Telefe. Con Guillermo Francella, Gino Renni y Mónica Guido a la cabeza, la serie mezclaba aventuras disparatadas, villanos y un aire futurista que atrapó a chicos y grandes.
Dentro del elenco, un rostro destacó con fuerza: Javier Belgeri, quien interpretaba a Nico, el rubio que acompañaba a la brigada en sus misiones y hasta protagonizaba su propia trama romántica. La popularidad del personaje lo llevó incluso a aparecer en Exterminadores 4pero lo que parecía ser el inicio de una carrera ascendente pronto se truncó.
Javier Belgeri y la sombra de las adicciones
Belgeri debutó en la televisión a los 11 años, pero fue en plena fama, con apenas 13, cuando comenzó a consumir alcohol. A los 14 ya había probado la cocaína, y a los 15 sus adicciones lo dominaban al punto de sufrir alucinaciones y comportamientos violentos. Los compromisos laborales se complicaban y la preocupación de su familia crecía.
Con el final de Brigada Cola en 1994, la industria le cerró las puertas. Belgeri se sintió “crucificado” y terminó internado en un neuropsiquiátrico. Más tarde intentó relanzarse con una banda de música, trabajos esporádicos y hasta como vendedor ambulante, pero cayó en el consumo de paco, que deterioró aún más su salud mental.
Los años siguientes lo llevaron a los titulares policiales: robos menores, un paso por la cárcel de Batán y la experiencia de “encontrar a Dios” tras ese encierro. En 2010 formó pareja con Yamila, con quien tuvo una hija, Brisa, y compartió seis hijos en total entre ambos. Sin embargo, las dificultades económicas y las internaciones psiquiátricas marcaron su vida familiar.
En 2022 y 2023 pareció recuperar algo de estabilidad: habló en redes sociales y en el programa Seres Libres conducido por Gastón Pauls sobre sus adicciones como un tema del pasado.
La ilusión duró poco. En enero de 2024, Javier Belgeri volvió a ser noticia: fue acusado de robar una bondiola congelada en un supermercado de San Martín. Las cámaras de seguridad lo captaron huyendo con la mercadería escondida, siendo interceptado por el personal.
Hoy, a sus 45 años, con la imagen muy distinta a la de aquel ídolo adolescente, enfrenta nuevamente la crudeza de su realidad.