Oportunidad desperdiciada para el Mallorca frente a un rival, el Espanyol, que se le ha atragantado en la última década, en la que los bermellones no han logrado sumar ninguna victoria y apenas un punto de treinta posibles. El foco principal de este nuevo fracaso en tierras barcelonesas estuvo en las porterías. Más allá de los polémicos penaltis que suelen comentar los aficionados, la actuación de los porteros fue determinante para el resultado final.
Por un lado, Leo Román, en el Mallorca, cometió un error poco habitual para un guardameta de Primera División que costó el 2-0 y no realizó ninguna parada en los 96 minutos de juego. En el otro extremo, Dimitrovic destacó con ocho intervenciones, la mayoría con auténtico peligro de gol.
La urgencia de sumar puntos llevó a Arrasate a optar por una defensa de cincopero a veces más jugadores en defensa no garantizan seguridad. Esto quedó patente en los primeros 30 minutos, cuando la zaga rojilla fue desbordada por las bandas, algo que Pere Milla aprovechó una y otra vez. El delantero fue héroe al marcar el primer gol, pero también villano al dejar a su equipo con diez jugadores de forma inexplicable.
Esa circunstancia y el primer penalti metieron de nuevo al Mallorca en el partido, que no tuvo otra opción que ir a por la victoria. Muriqi estuvo cerca de arreglar la situación con un dobletepero no bastó para sumar, ya que Hernández Hernández, en un controvertido arbitraje, otorgó otro penalti que Kike García transformó para dar la victoria al Espanyol. La situación en la tabla clasificatoria, en descenso, empieza a ser preocupante y la próxima visita del Atlético de Madrid no invita al optimismo. Muchas urgencias demasiado pronto en la temporada.
Vía: Diario de Mallorca