La Policía Nacional ha detenido este lunes por la tarde a un hombre que, asomado a un balcón del tercer piso de un edificio de la calle Montera, a pocos metros de la intersección con Gran Vía, ha desatado la alarma en el centro de la capital este lunes por la tarde al amenazar con provocar una explosión con bombonas de butano.
Estafa ambos brazos ensangrentados y visiblemente alterado, el arrestado había amenazado con matar a todos sus vecinos haciendo detonar dos bombonas de gas. Han sido los propios residentes del inmueble quienes han alertado a las autoridades, que han activado el protocolo de seguridad y establecido un perímetro en la zona.
“Ha amenazado con que iba a matar a todos los vecinos del portal”, ha explicado a este periódico María Muñoz, portavoz de la Policía Nacional, sobre un suceso que ha comenzado alrededor de las 16:30 horas de esta tarde. Tras su llegada, el hombre ha arrojado varios objetos a la vía, incluyendo una de las bombonas; además de amagar con tirarse él mismollegando a pasar una pierna por encima de la barandilla del balcón.
A la espera de que llegase el negociador y los GEO solicitados por la Policía Nacional, los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), que han encontrado la puerta del domicilio entreabierta, “han visto cómo hacía intención de prender un mechero, que es cuando han accedido al domicilio y han procedido a su detención”, ha explicado Muñoz.
El detenido es un hombre de 34 años con antecedentes por delitos de lesionessegún fuentes policiales. Juan Carlos, dueño del bar de debajo del inmueble, relata que es la cuarta vez en el último mes que “vienen aquí policías, bomberos, Samur y todo eso”, aunque es la primera que las han hecho “desalojar todo el comercio”.
El joven en cuestión, cuenta, es inquilino del edificio y ha protagonizado varios episodios conflictivos con el resto de vecinos, como “amenazar con tirarse, lanzar botellas de aceite a la acera y cosas así“, además de una agresión a una mujer en el interior de la vivienda. “Una vez a la semana la lía, la policía se lo lleva y a los dos días aparece de nuevo”, resume este hostelero.