La segunda temporada de Pere Romeu ha cambiado el pulso interno del Barça. Con una plantilla más corta que la del curso pasado —solo 20 jugadoras del primer equipo—, el técnico ha convertido la gestión de minutos en una herramienta estratégica y, al mismo tiempo, emocional. No ha repetido ni un solo once en los 14 partidos disputados. Ese simple dato explica una idea mayor: todas se sienten importantes, todas se sienten cerca de la titularidad.
Y esa sensación se ha reforzado partido a partido. Este Barça vive de la profundidad mejor entendida: la que no depende de números, sino del impacto real en el juego. En un vestuario así, las etiquetas importan menos. “No entras en el once, no eres titular, eres suplente. Esto es una evidencia”admite Romeo. “Pero hay jugadoras que, por su manera de jugar, pueden explotar más sus virtudes a partir del minuto 60. Estoy muy contento porque la gente que entra desde el banquillo nos está mejorando las segundas partes”.
Los ejemplos sostienen la tesis. En el clásico, Sydney entró en el 81’ y marcó el 3-0 en el 91’justo después del penalti detenido por Cata, y Aitana, que jugó la última media hora, hizo el 4-0. Ante la Real, la debutante Martine Fenger vio cómo le anulaban el empate que había generado nada más entrar. Contra la Roma, Graham y Pina giraron el partido desde el banquillo; la noruega firmó el gol decisivo. Frente al Atlético marcaron Vicky y Aleixandri tras media hora sobre el césped. Y ante el Bayern, Pina completó un hat-trick jugando solo la segunda parte. No son anécdotas: son tendencia.
Jerarquía y polivalencia
Entre todas las futbolistas que han dado un salto competitivo, destaca Vicky López. Ha jugado los 14 partidos, nueve de titularsuma 843 minutos y ya es la séptima jugadora de campo con más carga. Solo Cata Coll ha superado la barrera de los mil (1.080). Tras ella aparecen Brugts (981), Paredes (979), Alexia (929) y Aitana (902)a quien el cuerpo técnico controla al detalle. “Tiene una carga elevada y debemos cuidarla. No solo a ella. La plantilla es corta y la temporada larga”, recuerda Romeu.
Laia Aleixandri también se ha multiplicado, adueñándose del mediocentro tras la lesión de Patri. Es un rasgo que define a este equipo: la polivalencia como recurso y como mentalidad. Graham como punta, Ona por ambas bandas, Kika entre líneas o arriba, Vicky de extremo o de interior… todas encajan donde el plan lo requiere.
Alexia celebra un gol con Paredes, Vicky y Ona / San Valentín Enriquece
Minutos de calidad para las jóvenes
A este engranaje se han sumado con naturalidad las jóvenes que han subido este año del filial. Sydney (459’), Aïcha (428’) y Serrajordi (419’) están teniendo continuidad y minutos de calidad y han respondido en escenarios de exigencia máxima. La lateral, sin ir más lejos, entró en frío en el clásico para sustituir a Esmee y completó una actuación impecable contra Athenea. Romeu lo resume así: “Tener una plantilla corta hace que todas se sientan a un paso de la titularidad. Y las que suben nos aportan mucha calidad en los entrenamientos y vienen con una energía increíble porque también se ven cerca de entrar en la convocatoria”.
El Barça ha encontrado una virtud que antes no tenía: que las que entran suman. Y, sobre todo, que las que suman mejoran. Es la diferencia que separa un buen equipo de uno que aspira a volver a ganarlo todo, incluso en los días más complejos y a pesar de todo








