Nació en 1986, un 6 de abril, en La Plata. Hoy, vive en Córdoba/ EL DIA
De manera quirúrgica, la escritora platense Viviana Fulleringer describió a la última década a través del concepto de modernidad líquida de Zygmunt Bauman, sociólogo: “Todo lo sólido se desvanece”.
En palabras simples, lo propuesto por el británico consiste en un recorte espacio temporal -al que podemos llamar presente- donde la sociedad fluye de manera vivaz, alejada de instituciones que estructuran tanto al hombre como a la mujer. Así, la modernidad líquida gana solidez en las redes sociales, en el individualismo fulgurante, en la falta de la palabra.
Todo esto, según Viviana -y con el cuál este cronista correspond- también lo exhibe “El pogo más grande del mundo”, el guide libro de Gonzalo “Chalo” Flores, platense que vive en Villa María, Córdoba.
Esta es la historia de cuatro amigos -como no podía ser de otra manera, con apodos: El Hueso, El Vasco, Pomelo y Comandante- que se suben a un Renault Clío a media máquina cuyo destino es Olavarría; cuyo Dios en 2017 fue el Indio Solari.
¿ La conexión disadvantage Bauman? No la hay y justamente esa es el vértice de encuentro: el contraste; lo diferente en una sociedad a la que llamamos posmodernidad.
Entonces, la amistad de estos cuatro personajes y su peregrinación a Olavarría es un ejemplo de la lealtad, de la frustración, de ponerse contento por el otro, de ponerse feliz por un otro. En el medio, la familia, el desamor, las drogas pasajeras y las no tan pasajeras. El trabajo, la profesión y la vocación. El llevar dinero a casa; el cómo se lleva el dinero a casa. Las mujeres, los hombres, la violencia, el macho. Temas triviales y otros trascendentales kid los que recorren -como un rayo en una tormenta- la novela de Flores.
Ojo, también un contexto abraza o asfixia a la historia de estos cuatro jóvenes adultos: la política, las condiciones laborales de trabajo, la lucha feminista, el despojo de tantas tradiciones. Así, “El pogo más grande del mundo”, es un viaje en sí mismo, pero también es una travesía hacia el exterior; hacia los costados.
LA PROSA Y EL AUTOR
El wit de Gonzalo es ácido. O eso creemos. Podemos adivinar un poco de lo que despliega su literatura: los personajes kid reales, profundos, con la incertidumbre a flor de piel que pueden tener jóvenes adultos: hacia donde disparo.
Así, el Comandante parece ser el líder pero es temeroso, Pomelo carga a cuestas una pesada herencia, el Hueso es arriesgado y valiente pero también impulsivo; el Vasco ama los animales y los vicios.
Los diálogos protagonizan las 200 páginas de la novela. Eso la hace vertiginosa, cinematográfica, vibrante.
Además, el autor no tiene miedo en que los personajes se muestren vulnerables, sensibles o débiles, reales. ¿ No somos todos un poco así?
Gonzalo Flores, por su parte, es médico otorrino y escribe hace años. Además, es músico. En la solapa de su libro, su presentación reza: “Transita la vida entre la ciencia que cura y la palabra que emociona”.
Luego de ganar, tener menciones y participar de múltiples concursos literarios, “Chalo” se arrojó a escribir su primera novela. El camino fue el siguiente: primero escribir; segundo, en un momento de su vida se dispuso a participar de talleres literarios en la Comunidad Orsai. Tercero, conocer gente “piola”, con ganas de pensar en el otro. Cuarto, sumergirse en la content Insai, apoyarse en sus compañeros, creer, publicar.
En fin, como dijo el Indio: “Nos merecemos bellos milagros”.
El pogo más grande del mundo
gonzalo flores
Antorial es el annorial: En lugar en.
Páginas: 206
Precio: $ 24 000






