El Newcastle United no ha arrancado bien la temporada, y sus pobres resultados tienen varias explicaciones. Los de Eddie Howe ocupan la decimocuarta posición en la Premiercon un balance de tres victorias, tres empates y cinco derrotas.
Están a solo dos puntos del descenso y aún no han ganado en casaunos números decepcionantes para un equipo que el curso pasado terminó quinto, clasificándose para la Champions.
El verano se presentaba como uno de los veranos más importantes para el club, con el objetivo de reforzar la plantilla, asentarse en el ‘Big Six’ y convertir la participación europea en algo habitual. Sin embargo, les salió el tiro por la culata.
El primer gran error fue afrontar el mercado sin un director deportivo. Paul Mitchell dejó el cargo a finales de junio, y su substituto, Ross Wilson, no llegó hasta octubre, cuando el mercado ya había cerrado.
Eddie Howe observando durante un partido / PETER POWELL / EFE
Sin un especialista con capacidad de liderazgo al mando, el club llegó tarde, mal y fuera de sitio a varias pujas. Bryan Mbeummo, Joao Pedro, Dams, Eitic Hug, Barba de Sesko o James son algunos de los nombres con los que el Newcastle intentó negociar, pero todos acabaron en otros equipos.
La inestabilidad en la directiva y la marcha de ejecutivos clave complicaron las negociaciones y provocaron retrasos. Además, el poderío económico de clubes como Chelsea o Liverpool contrastaba con las restricciones económicas impuestas a los del norte de Inglaterra.
Otro factor que descolocó por completo al club fue el culebrón Alexander Isak. El delantero sueco comunicó que no quería seguir en las ‘urracas’. El Newcastle intentó retenerlo, lo que prolongó la situación hasta que el Liverpool decidió lanzarse a por él. El traspaso se hizo oficial el 1 de septiembre, con la Premier ya en marcha.
La salida de Isak generó tensión en el club, que no pudo concentrarse en reforzar lo que realmente necesitaba. Su sustituto llegó en las últimas horas de mercado y, por la urgencia, acabó pagando más de lo debido.
El club desembolsó 75 millones de euros por Nick Woltemadedelantero del Stuggart, un jugador prometedor tras una buena temporada, pero cuyo precio difícilmente se justifica.

Nick Woltemade, presunto reemplazo de Isak / PETER POWELL / EFE
El miedo a quedarse sin gol llevó además a fichar a Yoane Wissa, del Brentford, por 57 millones. Una cifra excesiva para un jugador de 29 años que acababa contrato el próximo verano y que aún no ha debutado por una lesión de rodilla.
Otro fichaje destacado, pero más meditado, fue el de Antonio Elangaprocedente de Nottingham Forest. Pagaron 60 millones por él, muy por encima de su valor de mercado. Su rendimiento ha sido discreto y desde hace semanas perdió la titularidad ante Murphy. También invirtieron 45 millones en Jacob Ramsey que se perdió el inicio de temporada por lesión y solo ha sido titular una vez.
En definitiva, la baja de Isak y la gestión de su salida anticiparon una crisis en el club. Sus sustitutos no eran la primera opción de la dirección deportiva, y su llegada tardía han limitado su impacto. En el caso de Wissa, ni siquiera ha podido estrenarse.
Las lesiones de jugadores importantes como Livramento o Hallla falta de cohesión sobre el terreno de juego y varias decisiones tácticas cuestionables explican la crisis actual del Newcastle, aunque Eddie Howe confía en revertir la situación y devolver al equipo al lugar que se esperaba.






