A los 39 años, a Alberto Estrada le diagnosticaron párkinson. Un golpe duro, inesperado y difícil de asumir. Sin embargo, lejos de darse por vencido, decidió que la enfermedad no marcaría sus límites. El correr se convirtió en su mejor terapia: una forma de seguir activo, motivado y, sobre todo, de demostrarse a sí mismo que podía superarse.
En ese camino descubrió la existencia de Equipo adaptativoun proyecto fundado por Boris Ghirardi con un objetivo claro: promover la inclusión, la visibilidad y la participación de personas con discapacidad en el trail running. Alberto no lo dudó: se puso en contacto con el equipo, y poco después pudo unirse oficialmente a la iniciativa. Este año vivió su primera gran experiencia junto a ellos participando en la categoría MCC del UTMB Mont-Blanc, una carrera de 40 km con más de 2.300 metros de desnivel positivo. Su esfuerzo tuvo recompensa: cruzó la meta en 5 horas y 11 minutosun tiempo que simboliza mucho más que una marca deportiva.
“La experiencia ha sido maravillosa, un aprendizaje constante”, cuenta Alberto, emocionado tras vivir uno de los momentos más intensos de su vida deportiva. “He conocido distintas formas de ver la vida, pero con una misma pasión: la montaña, el deporte y todo lo que ello conlleva. Estar rodeado de personas que decidieron no bajar los brazos, sino seguir luchando, ha sido algo único”.
“Siempre lo digo: la discapacidad es la capacidad de hacer las cosas de forma distinta. He enfrentado este reto como enfrento la vida: con decisión, respeto y mucha fuerza. Al final, todo se trata de vivir. Y si vives al máximo, con ilusión, lo que venga después lo afrontas igual, con la misma energía que el reto anterior”.
La historia de Alberto es la prueba de que el deporte puede transformar vidas, tender puentes y dar voz a quienes se niegan a aceptar límites. La pasión por superarse son espacios abiertos para todos.