Ludovic Giuly tuvo muchos problemas financieros al final de su carrera. Tras darse cuenta de algunas incongruencias en sus pasados contratos e inversiones de dinero, el ya exfutbolista de equipos como FC Barcelona, como Mónaco, como Roma, Olympique de Lyon O PSG decidió hacerse consultor para evitar que lo que le sucedió a él le pueda suceder a otros jugadores profesionales cuando deciden colgar las botas.
Ahora, el francés posee una empresa que se basa en “acompañar al jugador, pero no soy un agente. Sobre todo, para ayudarles después de su carrera” en términos financieros.
“A día de hoy, un jugador de un gran club no puede acabar arruinado. Y el 50-60% de los jugadores, al cabo de cinco años de retirarse, acaban arruinados. Nadie lo dice lo porque tienen vergüenza. Yo no tengo y lo digo: me robaron y no presté atención. Es mi responsabilidad”, dice Giuly en una entrevista con Colinterview y Oh My Goal desde el estadio Ludovic Giuly en Lyon. “El ritmo de vida que tenemos, cuando somos jugadores, es increíble. Mejor, pero tienes 30 o 40 años para vivir después. ¿Cómo lo haces si tienes el mismo ritmo de vida? Mueres. Y nadie te lo dice. Porque cuando acabas… los agentes, la familia, etc. todo desaparece del día a la mañana”.
En su crítica, Giuly destaca los comisionistas y diferentes personas del entorno que solo quieren aprovecharse del poco conocimiento financiero de los futbolistas. “Yo tengo créditos… ¡al 12%! Es una locura”, comenta.
“Si mañana ganas la lotería, ¿estarías acostumbrado? Despilfarras, como todos. Tu ritmo de vida va a cambiar”reflexiona el exextremo con el entrevistador.
La adaptación al Barça
En la entrevista, Giuly también comenta varios aspectos de su carrera deportiva, como su adaptación al FC Barcelona, su primer gran salto en el fútbol de máxima élite, y la reacción que tuvo cuando vivió de primera mano la irrupción de Leo Messi, que jugaba en su posición.
“Cuando fiché por el Barça entendí como funcionaba el club. Empecé un mes antes la recuperación y a aprender español. Fui a ver a Txiki, el director deportivo, el presidente. Y hablamos mucho. Y la gente que trabaja por el club aman al club. Hacían todo para que el jugador no tuviera presión ni problemas. Era increíble. Lo viví un poco en el Monaco, pero aquí sentí de verdad que todos en el club remaban en la misma dirección”, decía Giuly.
Además, el exjugador se mostró “impresionado” por el nivel que se encontró en los entrenamientos: “Hacíamos ejercicios de pase y me costó un mes y medio a adaptarme técnicamente. Y pensaba que yo estaba por encima de la media en el fútbol. El entrenador asistente me incendió y me preguntó: ‘¿Pero dónde has jugado tú? Eres muy malo’“.
“Tienes la presión de todo el mundo mirando. Ronaldinho y Deco te tiran balones complicados para fastidiarte y reírse de ti. No fue divertido. Lo hacían para divertirse, pero el entrenador me destruía. Fue duro en el sentido de que te tienes que decir a ti mismo: ‘Hay que concentrarse y rendir’“, decía el francés, aunque no se arrepiente de todo lo vivido. “Tenía un rol muy concreto y tácticamente no hubo problemas para mí. Me tenía que quedar en la banda. Al final, la adaptación fue buena porque el grupo era extraordinario, había jugadores que conocía de Francia y había españoles que eran increíbles como Xavi, Iniesta, Puyol y Valdés. Eran fenómenos y me abrieron los brazos”.
Sobre la competencia, Giuly afirmó que ya sabía que tendría que lidiar con ello cuando llegó Larsson, pero se encontró con algo extraordinario cuando irrumpió Messi: “Cuando llegas a Barcelona ya sabes que hay competencia. Con Larsson fue una competencia sana y en el grupo no hubo conflictos porque era el entrenador el que decidía. Y cuando ganas, todo eso ayuda“.
“Cuando Messi llega en mi tercer año ya sí que noto un poco de presión. Rijkaard me habla para decirme que Messi está apretando, mejora en los entrenamientos y que lo va a poner a él en enero. Y me sorprende un poco por cómo estaba yo jugando, pero cuando ves lo que hace sobre el campo te das cuenta que no vas a jugar mucho. El chico de 17 años es un fenómeno y a mí me queda un año de contrato. Aplaudes pero quieres jugar. Y a final de temporada decidí marcharme porque quería jugar. Quizás no fue la decisión correcta y podía quedarme, acompañar a Leo y hacer más carrera en un club mítico. Al final creo que no fue una mala decisión para mí, no fue fácil y te habla el ego. Aunque la decisión de irme a Italia igual sí que hubiera podido tomar otra. No por la Roma porque es un club extraordinario, pero por la liga. Quizás la Premier League hubiera sido mejor. Me arrepiento de no haber jugado nunca en Inglaterra”, aseguraba.