A finales de septiembre, Una trabajadora federal radicada en el extranjero se enteró de que su marido, que también es trabajador federal y veterano militar, tenía “un cáncer muy agresivo y de alto riesgo”. Los médicos le dijeron a la pareja que el cáncer debía extirparse inmediatamente o ya no sería tratable.
Su esposo está cubierto por TRICARE, el programa de atención médica que se ofrece a miembros del ejército y veteranos. “Básicamente pagas por adelantado y luego te reembolsan”, dice la trabajadora federal, que pidió permanecer en el anonimato porque no está autorizada a hablar con la prensa. “Normalmente, en cirugías grandes como ésta, se obtiene una aprobación previa y el proceso de pago es más fácil”, dice.
Pero el 1 de octubre, pocos días antes de que su marido fuera operado, el gobierno cerró. Esto significó que sus reclamaciones no pueden pagarse hasta que el gobierno reabre. “Tan pronto como se produjo el cierre, no supe más de ningún representante (TRICARE). Intenté llamar y no puedo comunicarme con nadie por teléfono”, dice el trabajador federal. La pareja ha perdido decenas de miles de dólares.
Estos son sólo dos de los 750.000 trabajadores federales despedidos tratando de llegar a fin de mes mientras el gobierno cumple 30 días de cierre. WIRED habló con más de una docena de trabajadores federales que han tenido dificultades durante las últimas semanas y describieron haber retomado trabajos paralelos, aprovechando programas de comida gratiso trabajar en condiciones desmoralizantes para sobrevivir.
Los bancos de alimentos y otras organizaciones como World Central Kitchen del chef José Andrés han intervenido para tratar de suavizar el golpe a los federales suspendidos, ofreciendo comidas gratis. Pero al entrar al restaurante Jaleo de Andrés en DC, dice un empleado del Departamento de Justicia, se sintieron abrumados por un sentimiento de desesperación. Sentados a lo largo de la barra del restaurante había federales comiendo tranquilamente sándwiches gratis. “Algo en eso me resultó realmente triste”, dice el trabajador del Departamento de Justicia. “Simplemente sentí como, guau, realmente somos personas abusadas”.
Para compensar el pago perdido, algunos trabajadores están aceptando trabajos paralelos, como cuidar niños o tocar música en vivo, para ganar dinero extra.
“Estoy preocupado por mi hipoteca porque no tengo muchos ahorros, pero tengo la suerte de ganar algo de dinero con trabajos de respaldo aleatorios en la ciudad y tener un socio que puede ayudar en algunos casos. Soy muy afortunado, así que trato de ayudar a colegas que sé que no tienen ese apoyo”, dice un trabajador de la Administración de Servicios Generales.








