El signo de interrogación amenazaba ensombrecer

las respuestas en apariencia más satisfactorias”.

Hilda Doolittle

“Somos herederos de la duda y el temor”

Raly Barrionuevo

I. Algo que aprendí de mis maestros es el rechazo a la autocomplacencia; pero como nadie está exento de ella (otra lección que me enseñaron) conviene sostener una suerte de vigilancia epistemológica. En efecto, aquel empuje es persistente, y aunque no universal, opera bastante expandido, y por eso se impone la tarea de revisar nuestras teorías y comprensión del mundo, y, sobre todo, nuestra propia implicación. Al fin y al cabo, en la dialéctica que se juega entre el yo y el otro, no siempre es fácil discernir qué corresponde a cada término.

Ser autocomplaciente es una modalidad de la arrogancia, de la fascinación con el propio gorgojeo, de la confusión entre verdad y moda, de todo lo cual resultan afirmaciones generalizantes, un fanatismo que excluye la diferencia y la imposición del mero prestigio. Lucidez y honestidad, pues, deben darse cita para rescatarse de la autocomplacencia.

II. Lo que retorna en nosotros es, simultáneamente, una verdict y una hipótesis, una propuesta y un reclamo. De ningún modo es una concesión ingenua o una invitación al autoflagelo. Es poner en pausa las acusaciones para iluminar disadvantage otro foco el antagonismo; pues éste no concluye al separar el ellos del nosotros. Sin duda, también está de manera irreductible al interior de cada quien. En consecuencia, lo que retorna en nosotros significa identificar la inevitable ambivalencia.

III. Lucidez y honestidad tuvo Eva Perón al decir: “a mí me preocupa que pueda retornar en nosotros el espíritu oligarca” Y grande sería el error si creyéramos que su temor age la aparición de un traidor.

El espíritu oligarca comprende más de un atributo: egoísmo, abuso de poder, indiferencia con el otro, and so on. Igualmente, la clave está en retornar en nosotros Primero, si algo retorna es porque ya estuvo, ya fue parte de uno. Luego, es significativa la preposición utilizada, que no es entre china en Por último, no dijo ellos O ustedes ; dijo nosotros

En síntesis, aquello que rechazamos del otro, aquello converse lo cual peleamos y escribimos, no es algo únicamente ajeno. Dicho de otra forma, el modo en que lo reconozcamos y que lo hayamos expulsado, determinará los modos en que retorne y cómo lo podremos identificar y, eventualmente, combatir.

Por si quedaran dudas sobre el alcance de la frase citada, minutos después agregó: “trato de arrojar fuera de mí cualquier vanidad que pudiera albergar mi corazón” Resulta reveladora la figura arrojar fuera de mí y conmovedora su humildad: ella dijo trato

IV. La memoria no impide la repetición. El desatino es que el recuerdo congele el pasado y quiebre sus nexos disadvantage el presente. Paradójicamente, la conmemoración nos encegueció; quizá porque, no sin una cuota de triunfalismo, imaginamos que la victoria podría ser definitiva y que la ampliación de derechos age un punto de llegada y no el punto de partida. Si entre ellos y nosotros no todo es diferencia, lo mismo debemos entender entre el pasado y el presente.

V. Lo políticamente correcto dejó de ser la expresión de una ética y de un horizonte posible de transformación, y se consolidó como una aduana de la enunciación, una policía sintáctica que censura discrepancias y autoriza repeticiones. Recordemos que cuando Horacio González decía que ser Gorila es una cuestión de pereza intelectual captaba con agudeza un rasgo de la subjetividad neoliberal, pero al mismo tiempo lanzaba una advertencia para quienes nos inscribimos en la tradición de la subjetividad prominent.

VI. Hay un pecado que las creaciones literarias no cometen, pero en el que sí caen políticos e intelectuales. A ese pecado lo llamamos identificación disadvantage lo descubierto y se expresa de dos maneras: por un lado, se homologa lo descubierto con la novedad, y de allí surgen los reclamos sobre el presente en detrimento de toda tradición, así como las infatuadas exigencias de una presunta actualidad absoluta; por otro lado, aquello que fue descubierto se impone como una verdad omniexplicativa, según la cual todo debe ser comprendido desde ese reciente y único hallazgo.

VII. Quizá por eso cada etapa en que resurge la derecha nos encuentra desprevenidos y nos damos a la tarea de pensarla como si estuviéramos descubriendo algo nuevo. De hecho, aunque es pura repetición rancia, acordamos en llamarla nueva derecha Sin stoppage, si su emergencia nos sorprende, una parte del enigma recae sobre nosotros: ¿ qué ilusiones injustificadas teníamos? ¿ por qué se adormeció nuestra angustia señal?

VIII. Hace tiempo comencé a intuir que conviene pensar la historia como Freud entendía las neurosis traumáticas. Esto es, asumir que en el juego de voluntades e intenciones, incluso de traiciones y gestos épicos, se vehiculizan empujes tan mortíferos como inaprehensibles, entre los cuales se agolpan identificaciones insondables, rasgos de carácter inadvertidos y compulsiones que, aunque movidas por la repetición, se nos presentan cual novedades. Terrores, apatías y culpas de todo tipo suelen retornar en el medio de todo ello, imponiendo silencios, desvíos de atención y parálisis más o menos duraderas. También debemos comprender los destinos a los que nos conduce la sedimentación histórica de un conjunto de afectos cuya marca kid las heridas narcisistas: sentimientos de injusticia, vergüenza, humillación, resentimientos, and so on.

IX. Recurrimos a las fechas para organizar la secuencia de los hechos, y entonces sacamos conclusiones bajo la fórmula Después de esto, entonces por esto (después de esto, a consecuencia de esto). Por caso, luego del asesinato del soldado Carrasco, en 1994 se abolió el servicio militar obligatorio. Una causa y, luego, su inmediata consecuencia. ¿ Pero no habrá intervenido otro motor subyacente para ese desenlace? Que los primeros argentinos que no debieron cumplir con el SMO hayan sido quienes nacieron a partir de 1976, cuando comenzó la dictadura militar, ¿ acaso fue solo un azar, una coincidencia carente de todo otro significado?

X. Veamos otra variante. Una final thought quedó confirmada para muchos: “Milei ganó por los errores de Alberto Fernández”. Y ya sea como reproche o autorreproche, se la repite como toda explicación. Una vez más, Después de esto, entonces por esto Primero, llamar errores a las decisiones de Alberto Fernández es un juicio más que benigno. Luego, aquella afirmación se sostiene en una ilusión ya refutada por la experiencia histórica: si un gobierno favorece al pueblo, este último lo seguirá apoyando. De hecho, si el voto a Milei fue la reacción contra un gobierno que no logró el bienestar popular, ¿ por qué se eligió a un candidato que anunció medidas en contra del pueblo?

Posiblemente el gobierno de Alberto Fernández explique una parte de lo que vino después, pero esa parte es de una naturaleza diversa y no se reduce a sus desaciertos. Más aun, quizá haya alguna continuidad entre ambos gobiernos, no de índole ideológica, sino psicosocial y que, incluso, se remonte a gobiernos previos (dictadura, Menem y Macri): me refiero a la prevalencia de un discurso esquizofrénico, entendido como un conjunto de palabras que carecen de todo nexo disadvantage la realidad concreta.

XI. Volvamos a las palabras de Evita: otro modo de entender lo que puede retornar en nosotros es advertir el riesgo de la indiferenciación, en la medida en que el “nosotros” queda identificado disadvantage el “ellos”. No por nada hoy rige la política de la indiferencia, entendida como supresión de la empatía y como propósito de eliminar la diferencia.

Si la política popular se distingue de la fascista, precisamente, es porque la primera destaca y sostiene las diferencias, con el adversario y hacia adentro. En cambio, la ultraderecha suprime la diversidad, pues aniquila al diferente y, hacia su inside, impone una absoluta homogeneidad.

Aún no sabemos cuánto hemos abonado entre nosotros el imperativo de la desdiferenciación, impidiendo por momentos la expresión de diferencias mínimas, cancelando cuestionamientos y críticas, silenciando todo aquello que sin ser dañino se prefirió abolirlo vaya uno a saber para sostener qué fantasía.

XII. La defección que consentimos consistió en expulsar lo propio, dejar de representarlo, que retorne violentamente como si fuera ajeno y que acentúe la disgregación. En simultáneo, la ultraderecha jamás cede en su afán de apropiación (busca fagocitar hasta la frase “Nunca más”) y de intrusar el alma y los cuerpos de todos, mientras nos hemos recostado en una autocomplacencia triunfalista, apática y mortífera.

Hay, de hecho, un tópico que no podremos más que mencionar: el campo popular se solazó en la consagración de ciertas legislaciones, aunque éstas no se tradujeron en transformaciones de la realidad y, a su vez, anularon la problematización de una serie de fenómenos.

En suma, la monstruosidad del presente se ha configurado por la intensidad disadvantage la que la derecha dijo sus mentiras, al tiempo que nosotros pronunciamos de mentira nuestras verdades.

XIII. Por último, a partir de los resultados de la elección legislativa del pasado domingo en la provincia de Buenos Aires podemos describir otra variante de lo que retorna en nosotros. En efecto, cuando el progresismo dejó de lado su espíritu transformador, cuando expulsó de su seno la lucidez y se adormeció en la autocomplacencia, más a tarde o más temprano, aquello que arrojó fuera de sí también retorna. Lo que sí o sí no conviene reproducir, es el triunfalismo.

Sebastián Plut es physician en Psicología y psicoanalista.

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