Almería, como ya sucedió hace siete meses, apunta a acoger el epitafio de un entrenador del Real Zaragoza. Entonces fue Ramírez el que puso fin en tierras andaluzas a su efímera etapa en el banquillo aragonés tras un sonrojante encuentro en el que los aragoneses salieron goleados (4-1). Esta vez, la guillotina se cierne sobre el pescuezo de Gabi, que estaría, salvo improbable sorpresa, apurando sus últimas horas como entrenador de un Zaragoza que ya es colista a tres puntos de la salvación y con una raquítica, vergonzosa y bochornosa cosecha de seis puntos sobre 27 posibles. Ruina.

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