En uno de esos encuentros tediosos que se le pueden atascar a un filial, el Fabril demostró que es mucho más que un equipo de cantera y venció al Langreo (2-0) con un partido planteado desde la madurez y la paciencia. Bil Nsongo resolvió el duelo con un doblete de cabeza que redondea un comienzo de temporada inmejorable. Sexta victoria consecutiva para los de Manuel Pablo, a quienes no se les atisba el techo.
Se siente el Fabril un equipo superior a la categoría. Preparado para competir y ganar cada partido. Para dominar cualquier contexto. Después de cinco triunfos, pleno redondo, el Langreo propuso un partido crudo para los pupilos de Manuel Pablo. Sin espacios, sin velocidad, con algún que otro roce. El filial tuvo que enfrentar un bloque bajo con paciencia. Lo hizo con cabeza y sin prisa. Sabía que su calidad se terminaría por imponer.
En una jugada trenzada con habilidad, después de que Mario Nájera rompiera líneas con una preciosa conducción, Melena se quedó libre en banda izquierda para colgar un balón al área. Con un poderío excelso, Bil Nsongo se elevó por encima de todoscasi un metro de salto en estático, para cabecear y romper el empate. 1-0.
El Fabril, a los puños o al ajedrez
El Langreo podría pensar con el 0-0 que tenía el partido donde quería. Pero qué nivel muestra cada semana el Fabril, capaz de ganar a los puños, a las carreras o al ajedrez. No le importa la disciplina ni la modalidad. Si no hay espacios, los crea. Con paciencia, con el estilo que Manuel Pablo lleva dos años trabajando.
En la segunda parte el equipo visitante se estiró. El tanto de Bil le obligó a salir de su campo en busca del empate. Más allá de una ocasión anulada por fuera de juego, no se acercó a la portería de Brais Suárez, ayer titular ante la convocatoria de Hugo Ríos con el primer equipo. Con huecos para correr, el Fabril tuvo un par de buenas ocasiones a la contra, en especial una ocasión de Fabi Urzain nada más volver de los vestuarios.
El partido estaba para goles poco vistosos. Para jugadas de equipo veterano. El segundo, de nuevo de Bil Nsongo, llegó a balón paradodesde el córner. Un centro medido que remató en el primer palo el máximo goleador de la competición. Séptimo tanto en seis jornadas. Todo parecía perfecto para el camerunés, que, sin embargo, se tuvo que retirar con molestias.
El Fabril defendió con maestría su ventaja, sin sufrir ante un rival hecho y derecho. Incluso Rodrigue Dipanda tuvo el tercero en un mano a mano que estrelló al palo. Se puede permitir Manuel Pablo rotaciones, dar descanso e incluso fallar alguna ocasión clara. Su equipo vuela y nadie parece capaz de frenarlo. 18 puntos, 16 goles a favor y solo tres en contra. En la próxima jornada los blanquiazules visitarán al Lealtad, quien de momento no sabe lo que es ganar.
Vía: La Opinión A Coruña