El lavarropas es un electrodoméstico fundamental en casi todos los hogares. De hecho, lleva más de un siglo en nuestras casas y evolucionó con el tiempo para adaptarse a la búsqueda de mayor respeto por el medio ambiente y reducción de costos energéticos. Los modelos más actuales incorporan programas inteligentes, diseñados para optimizar el uso de recursos como el agua y la energía eléctrica. Sin embargo, entre estas múltiples opciones, existe una función que, lejos de ser una aliada para la eficiencia, podría estar incrementando tu gasto y no dejando tu ropa tan impecable como esperás.
Es común utilizar programas específicos para ciertos tipos de ropa o tejidos. Pero, si de eficiencia hablamos, hay uno en particular que los expertos sugieren empezar a evitar: el programa de lavado rápido. Su principal ventaja es que permite tener la ropa limpia en poco más de un cuarto de hora, algo ideal cuando el apuro nos apremia. Sin embargo, esta conveniencia tiene una contrapartida significativa: dispara el gasto tanto de agua como de electricidad.
La alternativa inteligente para un lavado eficiente y ropa impecable
Si el lavado rápido es el que más recursos consume y menos limpia, ¿cuál es la mejor alternativa? La mayoría de los modelos de lavarropas actuales incorporan un botón identificado como “Eco”, “Ecológico” o “Ahorro de energía”. Este modo, pensado para minimizar el gasto de agua y electricidad, funciona lavando a temperaturas más bajas (entre 30°C y 40°C para la suciedad común) y regulando automáticamente la cantidad de agua necesaria en función de la carga de ropa, gracias a sus sensores internos.
Para compensar esa reducción de calor en el ciclo, el tiempo de lavado se alarga considerablemente y pueden tener una duraciónn de 39 minutos mayor que la de un programa normal, pudiendo prolongarse hasta 2 horas y 15 minutos. A pesar de la mayor duración, este programa asegura que la ropa quede perfectamente limpia. Este alargamiento del ciclo se debe a que, a temperaturas más bajas, se necesita que el motor funcione por más tiempo para lograr la misma eficacia.
Las claves para un lavado eficiente
Más allá de elegir el programa ECO, existen otras prácticas que te ayudarán a optimizar el uso de tu lavarropas:
- Temperatura de lavado, el factor clave: la temperatura de lavado es lo que más influye en el consumo eléctrico. Reservá las temperaturas altas solo para prendas muy sucias o casos excepcionales.
- Carga completa siempre: Aprovechar al máximo el espacio del tambor marca una gran diferencia. Usar el lavarropas con el tambor a media carga puede consumir entre un 50% y un 70% más de energía por kilogramo de ropa que si se lava a plena carga.
- La importancia de la clasificación energética: Al momento de comprar un lavarropas, priorizá los que tengan una clasificación A o superior.
- Velocidad de centrifugado: Una velocidad de centrifugado más alta consume más electricidad, pero es más eficaz para eliminar el exceso de agua. Cuanto más seca salga la ropa de la lavadora, menos tiempo necesitará en la secadora, lo que se traduce en un ahorro total. Si no usás secadora, podés reducir la velocidad para ahorrar energía, pero si la usás, aumentarla puede ser más eficiente.