Con su reciente agitación política e inestabilidad, Francia ha sido comparada con Italia, reemplazándola como el nuevo “chico malo” de Europa.
¿Debería entonces Francia tomar una página del libro de Italia y considerar un gobierno tecnocrático?
Se espera que el presidente Emmanuel Macron elija a su nuevo primer ministro el viernes por la noche, después de que el primer ministro saliente, Sebastien Lecornu, encabezara conversaciones de última hora durante dos días con los partidos políticos para intentar desbloquear el actual estancamiento político.
Lecornu declaró el miércoles por la tarde que “una mayoría de los diputados se opone a la disolución (del parlamento), existe una plataforma para la estabilidad, es posible adoptar un camino para aprobar un presupuesto antes del 31 de diciembre”. Concluyó que “sobre esta base, el presidente de la república nombrará un primer ministro en las próximas 48 horas”.
Pero lo más inesperado vino después.
Si bien Lecornu no reveló detalles sobre la posible composición del nuevo gobierno, hizo una sugerencia: “Quienquiera que sea”, debería estar “completamente desconectado de las ambiciones presidenciales para 2027”.
“La situación ya es bastante difícil. Necesitamos tener un equipo que finalmente decida arremangarse y resolver los problemas del país hasta las elecciones presidenciales”, añadió.

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Ya el lunes, poco después de su dimisión, Lecornu había deplorado el “resurgimiento de apetitos partidistas, a veces no ajenos a las próximas elecciones presidenciales”.
¿Un gobierno tecnocrático, seleccionado sobre la base de experiencia técnica, en lugar de un voto popular, cumpliría tal vez el cometido?
El primer ministro francés saliente, Sebastien Lecornu, pronuncia una declaración en el Hotel Matignon de París, el 6 de octubre de 2025.
Stéphane Mahé | AFP | Imágenes falsas
Este escenario podría ayudar a detener la crisis política, que ha visto a Francia pasar por cinco primeros ministros en menos de dos años.
También puede tranquilizar a los inversores y ganar tiempo hasta las elecciones presidenciales de 2027, o al menos hasta marzo de 2026, cuando algunos sugieren que se podrían celebrar elecciones parlamentarias anticipadas junto con una elección de alcalde a nivel nacional ya programada, en un intento de resolver el actual estancamiento en la Asamblea Nacional.
En Italia desde la década de 1990, los banqueros centrales han liderado múltiples gobiernos tecnocráticos, siendo Mario Draghi el ejemplo más reciente.
En Francia, el nombre de François Villeroy de Galhau, gobernador de la Banque de France desde 2015, sigue resurgiendo como una opción rumoreada para las nominaciones más recientes a primer ministro.
Pero aunque, sobre el papel, un gobierno tecnocrático podría cumplir muchos requisitos, hay una razón clave por la que es poco probable que funcione en Francia: la opinión pública.
Los franceses son conocidos por ser profundamente, y a veces apasionadamente, políticos. Y dado que se necesitan decisiones difíciles para aprobar el presupuesto de 2026 y acercar el déficit del país al 3% del PIB, este es quizás uno de los momentos más políticos para el país en los últimos tiempos.