Desde Puerto Rico
Como las personas africanas esclavizadas en el siglo XVII no pudieron traer sus tambores tradicionales, crearon instrumentos con barriles de ron. De ahí surgió un baile y género musical basado en un diálogo entre el tambor y el bailador, guiado por las pisadas de este último, llamado bomba. Más allá de lo artístico, la bomba fue una forma de resistencia, comunicación y liberación frente al racismo, la esclavitud y el sistema colonial. En palabras de Maribella Burgos, reconocida bailadora de bomba y embajadora de la cultura puertorriqueña: “Hay que partir del punto más importante: que la bomba puertorriqueña es el reflejo de nuestra herencia africana y de la formación del puertorriqueño.”
El uso del baile como forma de resistencia persiste hasta hoy, especialmente en el mantenimiento de la afrodescendencia y una identidad puertorriqueña frente a sistemas coloniales e imperiales. Un ejemplo es el grupo Calabó, fundado por Marie Ramos Rosado en la década de los 80, que utilizaba baile, poesía y actuación para visibilizar problemáticas como el neocolonialismo en Haití y el legado colonial en Puerto Rico. Recientemente, en rechazo al proyecto Esencia en Cabo Rojo, un desarrollo urbanístico en terrenos de alto valor ambiental en la municipalidad de Cabo Rojo, manifestantes bailaron bomba frente al mar como resistencia y símbolo de puertorriqueñidad ante el desplazamiento y la apropiación territorial por intereses extranjeros.
En cuanto a la racialización, la historia de la bomba muestra cómo se ha marginalizado y limitado la identidad afropuertorriqueña a espacios específicos. Un lugar clave en esta narrativa es el municipio de Loízadonde nació Maribella Burgos.
Durante mi conversación con Burgos, la bailadora habló con mucha humildad y amor sobre lo que significa ser de Loíza y crecer en este lugar: “A veces creemos que las cosas no tienen gran valor. Pero cuando te vas desarrollando, vas experimentando con otras culturas, con otras historias, te das cuenta de lo importante de que es haber nacido ahí.”
Loíza, ubicada en la costa noreste de Puerto Rico, tiene una de las concentraciones más altas de personas afropuertorriqueñas en la isla. Fue un asentamiento fundado por personas africanas esclavizadas y sus descendientes en el siglo XVI. Conocido como “la capital de las tradiciones”el municipio destaca por su fuerte identidad afropuertorriqueña que se manifiesta en la música, las artes, el baile y festivales como las Fiestas de Santiago Apóstol. Sin embargo, Loíza también enfrenta profundas desigualdades socioeconómicas donde más de la mitad de su población vive por debajo del umbral de pobreza.
Aun así, la percepción y la construcción de Loíza refleja la racialización en Puerto Rico, asociando la negritud con la pobreza y limitando la identidad afropuertorriqueña a ciertos espacios. Burgos habla de cómo había personas que le preguntaban en la universidad: “¿Pero en Loíza la gente usa zapatos?”, reproduciendo una visión caricaturesca que asocia la pobreza y lo negro con atraso, lo cual niega las desigualdades estructurales en la comunidad. Además, Burgos recordó otro comentario que le hicieron: “¿Tú eres de Loíza? Tienes que bailar la bomba descalza”. Ella enfatizó que en Loíza la bomba se baila descalzo en la playa, pero hay una tendencia a exotizar sus prácticas y reducir a su gente a contextos específicos.
El Dr. Pablo Luis Rivera, educador, músico de bomba y gestor cultural con más de 20 años integrando las tradiciones afropuertorriqueñas en espacios académicos y comunitarios, sostuvo en la entrevista que le realicé: “Cuando nosotros íbamos a los lugares, la gente decía ‘Ah sí, tú practicas bomba africana’, una forma de tratar de no reconocer la puertorriqueñidad y la criollización de la bomba.” Él enfatizó que, aunque la bomba tiene raíces africanas, es una práctica afropuertorriqueña inseparable de la historia cultural de Puerto Rico. Esta exclusión se refleja también en otros comentarios, como el que compartió Burgos, sobre personas que preguntan si se puede tocar bomba sin ser de Loíza. Estas suposiciones restringen las prácticas culturales afrodescendientes a ciertos espacios, ignorando que se practica en otras regiones afrodescendientes de Puerto Rico.
Además, la bomba se ha preservado mayormente de boca en boca, sin una documentación sistemática del folclore, como enfatizó Héctor “Coco” Barezfundador del grupo Laberinto del Coco que incluso apareció en el programa Tiny Desk de NPR (Estados Unidos). Según Barez, “la bomba no ha sido accesible porque ha sido marginada”. En Puerto Rico, esta marginalización histórica ha limitado la visibilidad de la bomba y frenado su comercialización en medios tradicionales como la radio.
Recientemente, hemos visto una mayor visibilización de músicas autóctonas como la bomba y la plena por parte de artistas de géneros urbanos como Maldito conejito Y Alejandro crudo. Estas colaboraciones reflejan un reconocimiento y una revalorización de las raíces afrobóricuas dentro de la música popular contemporánea.
Aunque no son los primeros casos de comercialización, su comercialización actual trae nuevos retos y preocupaciones entre quienes resguardan la tradición. Como expresó Maribella Burgos, “No podemos comercializar algo sin el fundamento. Para mí, el fundamento, la esencia y la razón del género tiene que permanecer dentro de esa evolución”. Burgos no se opone a la comercialización en sí, sino que enfatiza la importancia de mantener la estructura y el espíritu fundamental del género. De igual manera, Rivera destacó la importancia de reconocer a las personas evidentemente negras históricamente invisibilizadas y sus aportes, especialmente quienes carecían de recursos para visibilizar la cultura. También enfatizó que para fortalecer el reconocimiento de la bomba en la identidad puertorriqueña, es esencial incorporarla más en espacios académicos para valorar, visibilizar y documentar las prácticas afrodescendientes.
La creciente comercialización de la bomba plantea preguntas no solo sobre los desafíos que enfrenta el género, sino también sobre su preservación en el presente. Su uso y práctica activa muestran que su espíritu de resistencia sigue vivo, ya sea para visibilizar la lucha de los afrodescendientes o reafirmar la cultura e identidad puertorriqueña. En ese sentido, el latido de la bomba continúa: como símbolo de lucha, dignidad y pertenencia. Como bien expresó Maribella Burgos: “Fue y sigue siendo símbolo de resistencia e identidad cultural.”
*Estudiante de American Studies en Wellesley College. Pasante en el Centro de Investigación y Archivo Digital en Afrodescendencia en Puerto Rico, con especialización en identidad afrodescendiente y resistencia cultural a través de la música e historias orales.