La última morada de su cuerpo, por su parte, continuará siendo en el Santuario del Despojo en Asís, pero su corazón tomará un camino aparte. La Iglesia, una vez más, muestra cómo la tradición se reinventa para adaptarse a los tiempos, y cómo la historia de un joven del siglo XXI está destinada a ser recordada a través de sus reliquias.