Plantar árboles en las ciudades es una de las recetas universalmente aceptadas para combatir el efecto ‘isla de calor’ en las urbes, provocado por el aumento de temperatura que causan el hormigón, el asfalto, el metal y otros materiales que absorben el calor. Los árboles refrescan las ciudades y aportan muchos otros beneficios ambientales, pero no todo es tan fácil: ¿Qué tipo de árboles hay que plantar? ¿Qué especies son las más eficaces y cuáles, en cambio, han de evitarse?
La investigadora Mariona Ferrandiz, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y miembro del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones forestales (CReaf) de Cataluña, explica algunos de los aspectos que deben tenerse en cuenta a la ahora de reverdecer los núcleos urbanos. Uno de ellos es evitar las especies invasoras.
Evitar las invasoras
“Cuando plantamos un árbol autóctonosuele estar bien acostumbrado a las condiciones ambientales de la zona y tiene una red de relaciones naturales ya consolidada: algunos animales se comen sus frutos, lombrices e insectos que se aprovechan de la madera cuando muere, etc. En cambio, las especies exóticas son un peligro si acaban siendo invasoras”, explica Ferrandiz.
Falsa acacia, una especie invasora que hay que evitar plantar en España / invasive.org
Si bien es cierto que muchos árboles exóticos son atractivos para plantar en las ciudades porque producen hojas y flores vistosas y toleran la presión de todo ecosistema urbano, como la contaminación o la compactación del suelo, también hay que tener presente que muchos de ellos pueden proliferar descontroladamente y perjudicar a la fauna y flora autóctonaañade.
En la web del proyecto EXOCATque coordina el CREAF con el apoyo de la Generalitat de Catalunya, se puede consultar una lista de las especies exóticas que ya son invasoras y hay que evitar plantar. Ejemplos de ello son la falsa acacia (Robinia Pseudoacacia), el árbol del cielo (Alianhus muy alto) o el fresno de flor (Ceniza).
Mucha sombra y poco riego
Otro de los requisitos para elegir qué árboles plantar en las ciudades es que tengan poca demanda de agua. Por ejemplo, la encina (Quercus ilex), el Almez (Sur), y el aceituna (Olea Europaea) tienen una baja exigencia hídrica. Asimismo, es interesante plantar los árboles cuando todavía son jóvenes, aunque hagan poca sombra y tengan poco diámetroporque es mucho más probable que puedan sobrevivir a la situación de falta de agua y el clima que les rodea una vez sean adultos. Ello es así porque se habrán ido adaptando durante su crecimiento.

La encina, una especie muy aconsejable en las ciudades por su bajo consumo de agua / Agencias
“A menudo, los árboles que necesitan poca agua para vivir, no forman grandes copas ni muy densas y no nos ofrecen la sombra que necesitamos. Una opción que puede solucionar este problema es combinar especies de ambos tipos: árboles con bajos requerimientos de agua conviviendo con algunos que tengan mayor, pero hagan mucha sombra”, señala la investigadora del CREAF.

El olivo también es apropiado para las ciudades / Agencias
De este modo, se podrán gestionar los recursos hídricos de forma más eficiente. Al mismo tiempo, hay que tener presente que las condiciones climáticas pueden variar a lo largo del año (y a lo largo de los años), por lo que tener diferentes especies de árboles en una misma comunidad ayuda a que ese espacio verde sea más resistente a las sequías y otras variaciones del clima.
Variedad de formas
El reverdecimiento de las ciudades puede tomar muchas formas y todas ellas son necesarias. Aparte del arbolado viario, que es el que encontramos en las calles, existen también los jardines verticaleslos parques urbanos o las propias rotondas. Precisamente, un estudio del también investigador de CREAF Josep Padullés demostró que los barrios de Barcelona más densos (y a menudo de rentas más bajas) mostraban una mejor calidad del verde urbano, porque, a pesar de no tener grandes extensiones verdes, apostaban por plantar muchas áreas verdes más pequeñas y bien repartidas.
Pero, más allá del verde en espacios pequeños o en parques, también es necesario invertir en bosques urbanos, que ocupen grandes extensiones y sean un refugio climático para los días de calor extremo. En este caso, los expertos apuestan por una combinación de árboles, arbustos y herbazales que suelen denominarse “bosque en tres estratos”. Con esta estructura se imita la composición de la naturaleza en su estado más puro, con todos los beneficios que ésta ofrece.

Jardines verticales, otra forma de reverdecer la ciudad / Pinterest
Milán será una gran “selva urbana” en 2030
Algunas ciudades han escuchado la evidencia científica y ya han puesto manos a la obra para hacerse más verdes. Dos de los casos ejemplares son Milán y París. La ciudad italiana está en proceso de transformarse en una gran “selva urbana” gracias al proyecto Forestami, que plantará tres millones de árboles antes de 2030. Además, analizarán cuáles son las especies de árboles más adecuadas para cada zona de la ciudad.
En cuanto a París, el trabajo ya arrancó hace años: desde 2007 la ciudad francesa ha plantado más de 70 hectáreas de infraestructura verde y jardines en azoteas para combatir el efecto isla de calor. También han apostado por los árboles, y ya van por 20.000 ejemplares plantados.
Más cerca, en Cataluña, tenemos el ejemplo reciente de Girona, que ha puesto en marcha el proyecto GiroNat para dar un giro de 180 grados en el urbanismo y renaturalizar la ciudad con el objetivo de hacerla más resiliente al cambio climático y más saludable. Además, en este caso no se busca sólo una mejora de la infraestructura verde, sino que también se apuesta por repensar la infraestructura azul de la urbe y los servicios ecosistémicos que ofrece.