El trabajo, bien o mal remunerado, ostenta el grado de bendición. Sacralizado desde una moral protestante, se asume como tarea humana e índice de entereza moral. No es nada más que un dictamen; la realidad, esa que se acerca más a Oposiciónla última novela de Sara Mesa, indica algo diferente.

Sara empieza a trabajar como interina en la administración pública. Es una recién llegada que nadie espera, sin escritorio asignado ni tarjeta de identificación. Anhela un jefe que le asigne una tarea, un compañero que la oriente o alguien que al menos le insinúe el nombre de su puesto, pero no pasa nada. La carencia de tareas se vuelve rápidamente una libertad casi inmoral y el origen de fabulaciones neuróticas.

Por su propia iniciativa, deambula por pasillos idénticos en busca de algún superior que le indique algo. Lo consigue, pero deberá esperar días hasta reunirse con quien le indicará qué se espera de ella. Mientras tanto, Sara cumple su horario y se interioriza en los procedimientos nada expeditivos del organismo. Paulatinamente se sumerge en las entrañas de ese mecanismo de notas que solicitan notas para solicitar autorizaciones de otras notas, una lógica de trabajo tan inútil como inapelable.

Con el tiempo, entablará amistades y aprenderá estrategias para evitar convertirse en una funcionaria del montón que encuentra en la administración pública la auténtica realización humana. Sin embargo, serán esas mismas estrategias las que pondrán en riesgo su concurso de oposición para obtener un cargo fijo en el organismo.

La mirada de recién llegada de Sara es el factor desestabilizador que desnuda ese montón de nada, más una actuación de trabajo que un trabajo en sí mismo. Es una mirada que conjuga con mucha habilidad cinismo sensato con calidez hacia los personajes, perfiles devenidos arquetipos rápidamente identificables.

Mesa reúne en esta novela los elementos de una auténtica obra sobre la burocracia, sobre el entramado de sentidos que hacen de los escritorios territorios por conquistar; de los almuerzos en la cafetería, el escenario de alianzas y traiciones; de la reputación, una acumulación azarosa de obediencia irrestricta y favores debidamente otorgados; del edificio, un templo. Hay un único sentido que nunca se esclarece y en el que Sara parece quedarse atrapada: la respuesta a “¿Quién está a cargo?”.

Los escasos datos de la vida personal de la protagonista hacen que Oposición sea una novela sobre el trabajo y, además, una mirada contemporánea sobre la vigencia de instituciones tradicionales que se esfuerzan por mantenerse ajenas a los cambios de las subjetividades que determinan.

Para leer Oposición

Sara Mesa

Anagrama

Año: 2025

Páginas: 232

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