“Nos alimentamos de la nostalgia”. Con esa frase podría resumirse el espíritu de “Toy Story 30: exposición aniversario”, la muestra que abre sus puertas en el Palacio Libertad (ex-Centro Cultural Kirchner). Un recorrido que invita a volver a la infancia, a conectarse con los recuerdos que marcaron generaciones enteras y a recuperar, aunque sea por un rato, la magia de jugar.

En tiempos convulsionados y bastante difíciles, esa vuelta a lo que nos hizo felices es también una forma de alivio. La nostalgia, lejos de ser tristeza, puede convertirse en un refugio, en un motor de identidad y en un impulso creativo. Y eso es lo que propone esta exhibición: un viaje de 1000 m² que celebra el legado de la primera película animada íntegramente en computadora, estrenada en 1995, y que se transformó en un clásico cultural y emocional.

Un recorrido inmersivo

La experiencia comienza en la sala La gran lámpara, en el séptimo piso del Palacio Libertad. Apenas se abren las puertas, la voz de Ricardo Murguía cantando Yo soy tu amigo fiel envuelve el espacio y transporta a la habitación de Andy, donde Woody, Buzz Lightyear y compañía vuelven a cobrar vida. La nostalgia se siente en el aire.

Las dos primeras salas funcionan como cápsulas de memoria. Allí se despliega el detrás de escena de la primera película: líneas de tiempo, guiones gráficosbocetos a lápiz y coloreados, pruebas de animación y de luz, modelos 3D y material inédito de Pixar. También hay referencias a las secuelas que consolidaron la saga y hasta un guiño a la próxima entrega, prevista para 2026.

Cuando el arte dialoga con la infancia

La tercera sala abre la puerta a un terreno nuevo: el cruce entre arte contemporáneo y cultura pop. Bajo la curaduría de Johanna Wilhelm, más de una decena de artistas argentinos crearon obras especialmente para esta muestra.

Esculturas, pinturas, instalaciones lumínicas y maquetas reinventan el universo de Historia de juguete y lo reimaginan desde lenguajes personales, pero siempre con el juego y la emoción como norte.

La artista Melanie Antón Defelippis presentó Despistada: una pista para autitos de juguete de tamaño gigante, pintada en rosa –su color insignia– por donde parece deslizarse la icónica pelota amarilla con estrella roja. La pieza se completa con un visor estereoscópico, también a gran escala.

“Quise recuperar esa sensación de ver todo como enorme, como cuando éramos chicos y descubríamos el mundo por primera vez”, contó a este medio. En cuanto al título de su obra, según reveló, remite a la “locura” de quienes iniciaron el proyecto Pixar.

“Despistarse o salirse del carril impuesto puede generar cosas increíbles, que nadie espera”, dijo Melanie, vestida haciendo referencia a Betty (o Bo Beep), la pastorcita de la película.

Otro de los trabajos que llama la atención es Visión Rex de Federico Lamas, quien exploró la ansiedad y la ternura del temeroso dinosaurio de la saga. Su obra incorpora un efecto óptico que revela imágenes ocultas al mirarlas con lentes especiales dispuestos de manera colgante frente a los cuadros.

“En Historia de juguete muchos personajes esconden miedos. En Rex está la ansiedad, el querer ser más de lo que se es. Eso me pareció fascinante para llevar a mi lenguaje”, explicó.

Por su parte, Estudio Los Chinos sorprendió con una maqueta en miniatura de la casa de antigüedades de Toy Story 4. La pieza recrea texturas y materiales, e invita al público a espiar a través de diferentes miradores para descubrir detalles ocultos.

“Trabajamos mucho con fachadas y nos interesaba sintetizar ese espacio. Nos tomamos licencias en los colores y materiales, pero agregamos a Woody para darle vida”, señaló Leonor, una de las integrantes del estudio.

Como estas, las demás obras también dialogan con la película desde un lugar distinto, pero todas coinciden en lo mismo: Historia de juguete es un puente generacional.

Como resumió Leonor: “Todos tuvimos un juguete favorito. Fantaseábamos con sus historias y miedos. Esa identificación es lo que mantiene viva la película después de 30 años”.

La maqueta de la casa de antigüedades realizada por Estudio Los Chinos. (Foto: Prensa Disney)

Una muestra inclusiva y global

El recorrido se completa con una sección que exhibe piezas de la colección de moda inspirada en Historia de juguete presentada este año en la Shanghai Fashion Week, y con una tienda donde los visitantes pueden llevarse un recuerdo.

Otro aspecto clave es la accesibilidad: la muestra fue diseñada con recursos para personas con discapacidad visual y auditiva, como señalización en braille, audiodescripciones e interpretación en Lengua de Señas Argentina. También ofrece ingreso prioritario con CUD (Certificado único de discapacidad) y accesos adaptados para personas con movilidad reducida.

Más que una película

Si algo demuestra “Toy Story 30: exposición aniversario” es que la película de Pixar no sólo marcó un hito tecnológico en el cine, sino que dejó huellas profundas en la cultura popular. Cada visitante encontrará en esta muestra algo distinto: una risa, un recuerdo, una emoción compartida con su infancia o con la de sus hijos.

Como dijo Antón: “Pasás de reírte a llorar. Esa mezcla de emociones, la nostalgia por los juguetes, es lo que sigue movilizando y marcando el corazón de la gente”.

Y es justamente ese corazón el que late con fuerza en cada sala, en cada obra y que, una vez más, invita a dejarse llevar “al infinito y más allá“.

Para visitar “Toy Story 30: exposición aniversario”

Estará abierta del 26 de septiembre al 14 de diciembre, de miércoles a domingo, de 14 a 20, en la sala La gran lámpara del Palacio Libertad. Entrada gratuita con reserva previa en palaciolibertad.gob.ar.

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