Al final sucedió lo que tenía que pasar, que el poderío de las plantillas se nota y el grande acaba devorando al pequeño. Pero entre medias logró el Oviedo incomodar a un Barça por momentos desnaturalizado en un Tartiere en ebullición. Planteó Paunovic un choque valiente, con un Oviedo que por momento fue a buscar al rival y por momentos defendió el área con mentalidad espartana. Y supo entre medias aprovechar alguna vía para asustar a Joan García. Fue al cuerpo a cuerpo, dio la primera bofetada y acabó cayendo por la pólvora y juego del rival. Y por la entrada de un elemento que aceleró los planes culés: un Frenkie de Jong mayúsculo.
Los datos del partido confirman las sospechas que se podían intuir desde la grada. La sustitución de Casadó por el neerlandés al descanso le dio al Barça una sexta marcha de la que había carecido hasta entonces. Su influjo no fue inmediato, pues los primeros minutos tras el descanso mostraron a un Oviedo en la línea del primer actocon Hassan reduciendo a Gerard y asustando a Joan García, incluso. Pero poco a poco, más aún ayudado por el efecto moral del primer tanto, el Barça puso el partido donde quería.
Y lo hizo con la batuta de De Jong en un partido que casi completa sin mácula. Dio 65 pases durante los segundos 45 minutos el centrocampista: 64 fueron bueno y solo uno malo. En su aportación más aparente, la asistencia a Lewandowski que el polaco aprovechó en su rol de rematarlo todo.
Hasta entonces, esa irrupción de De Jong y ese Barça más ambicioso con los cambios, se vio al Oviedo más decidido del curso a pesar del rival. No es que saliera siempre a morder, eso sería un suicidio, pero supo leer bien el equipo las fases del partido. Y llegó con cierta frecuencia a visitar a Joan.
A pesar de ser el día de menos posesión (20,5% del balón) –no era ninguna sorpresa- y menos acierto en el pase (64%) –tampoco lo era-, la presencia ofensiva fue suficiente para poner en apuros al campeón: 7 tiros totales (media de la temporada), 3 a puerta (por encima de la misma) y 17 toques en el área rival (segunda mejor marca de la temporada).
Entre las mejores noticias, la irrupción de Bailly mientras le aguantó la gasolina. Lástima esa marca algo alejada de Lewandowsi en el 1-2, pero esa disputa parecía perdida de antemano. Y esa pareja que formó con un Carmo que ya huele a indiscutible esta temporada. El angoleño es un zaguero de armadura: 87,5% de duelos ganados ante el Barça.
Buenas noticias
Más certezas. Que Aarón sigue coleccionando milagros, 7 paradas y 6 de disparos desde dentro del área. Que Reina es indiscutible: crea, se aplica en defensa y llega, como se vio en su gol y en un zurdazo resbaladizo para los guantes de Joan. Lucas y Rahim se confirman como fiables en las alas y buenos minutos de Brekalo: tan importante es tener un once competitivo como una segunda unidad que acuda al rescate. El croata parece encajar mejor, de momento, entre los segundos.
El debate con Rondón
Y, también, los problemas ya conocidos: el de falta de efectividad en el área rival. No era el día ideal para medir la pólvora azul, pero para triunfar ante un enemigo de tal calibre hay que tener el colmillo afilado. Rondón vuelve a entrar en el debateen un choque que mostró una enorme capacidad para ganarse la vida, 12 duelos ganados (el que más sobre el campo), 8 aéreos y soluciones ante la presión culé, pero sigue dando la sensación de que le falta una marcha más cuando prepara el rifle para disparar. Un ejemplo sencillo de entender, los goles esperados del venezolano (métrica que calcula la probabilidad de que cada tiro acabe en gol) es, según Opta, de 2,05, el 13º de Primera, justo por detrás de Raphina y justo por delante de Budimir, y la cifra más alta entre los futbolistas que aún no han estrenado su cuenta.