Borja Iglesias salió de nuevo al rescate de un Celta que ayer pudo acabar goleado de Stuttgart, dada la superioridad física y técnica del rival, pero en los últimos minutos rozó el empate en un remate de Bryan Zaragoza. Demasiado premio se hubiese llevado de Alemania el equipo vigués en un estreno europeo más gris de lo esperado ante un rival que le pasó por encima durante setenta minutos, aunque su conformismo por los dos goles de ventaja en el marcador permitió que los célticos se metiesen en la pelea por los primeros puntos de una liguilla de la Liga Europa que dentro de una semana le enfrentará al PAOK en Balaídos. Por lo visto ayer en el MHP Arena, el Celta está lejos de equipos como el Stuttgart y necesita centrarse en la Liga para no ver complicada su clasificación después de no haber sumado todavía su primer triunfo.
De los cinco puntos que los celestes suman en la competición doméstica, tres se deben a los goles que Borja Iglesias anotó ante el Villarreal, el Girona y el Rayo Vallecano. Y ayer, a pesar de ser suplente, encontró portería por cuarto partido consecutivo. El gol surgió de una de las escasas recuperaciones de balón que el Celta consiguió en campo rival. Moriba se hizo con el balón y asistió al delantero compostelano, que ganó la posición al defensa para rematar con la derecha y superar por bajo al portero Nübel, que había vivido un partido demasiado tranquilo para ser de competición europea.
Era el primer disparo que los célticos realizaban entre los tres palos, aunque diez minutos antes el árbitro se inventó una falta de Borja Iglesias a Nübel y anuló el gol posterior del compostelano, que buscó un balón que se perdía por la línea de fondo, se lo robó al portero cuando intentaba atraparlo y sin ángulo lanzó a la portería para que entrase mansamente mientras el árbitro levantaba el brazo para señalar la supuesta infracción del céltico.
Esa acción, pese a no tener consecuencias en el marcador, marcó el partido a partir del minuto 74. Hasta entonces, el Stuttgart mostró una superioridad ante el Celta nunca vista con otro rival desde que Giráldez se hizo cargo del primer equipo vigués. Desde el minuto uno, el conjunto alemán parecía de categoría superior al celeste, ayer de negro. No solo en lo técnico, conducido por el valenciano Chema Andrés y por el alemán Angelo Stiller (pretendido el verano pasado por el Real Madrid), sino también en lo físico y en el posicionamiento en el campo. Ni Real Madrid ni Barcelona lograron en el último año y medio dominar con tanta claridad a los célticosque se mantuvieron vivos hasta el descanso gracias al buen trabajo defensivo y a dos intervenciones excelentes de Radu. El balón, ayer, era un extraño para casi todos los jugadores del equipo vigués, incluso para Aspas. Y sin balón, la diferencia física parecía incluso mayor para un equipo local animado por casi sesenta mil aficionados.
Trabajar
Tampoco le salió bien el plan a Giráldez de apostar por El-Abdellaoui para el carril derecho, por donde los alemanes encontraron muchas facilidades y generaron peligro, aunque los de Sebastian Hoeness tampoco acertaban en el último pase para que su dominio se convirtiese en ocasiones de gol. De hecho, Radu solo tocó tres balones en la primera mitad. El primero, un remate flojo de cabeza de Chema Andrés a cuatro metros del portero rumano, que siguió con la mirada el rechace de su despeje, que Assignon mandó a la grada a pesar de golpear con la derecha desde dentro del área.
Sin que Beltrán y Moriba pudiesen gobernar el juego en el centro del campo, Radu fue el culpable de que el Stuttgart no se fuese con ventaja en el marcador al descanso. En el minuto 38 voló hacia su escuadra izquierda para neutralizar un gran remate desde la frontal del área de El Khannouss. El internacional marroquí también lo intentó en el minuto 40 pero su lanzamiento flojo lo embolsó con sus manos Radu, que nada pudo hacer a los cinco minuto de la reanudación en la acción del tanto de Bouanani. El atacante argelino aprovechó un saque de portería en largo, partiendo desde su campo, para ganarle la carrera a Marcos Alonso y superar al portero céltico con una vaselina.
Con el marcador a favor, la diferencia entre Stuttgart y Celta incluso se hizo más evidente. En el minuto 67, el equipo alemán probó un saque de esquina en corto y El Khannouss fue buscando posición de tiro por la frontal. Ante la pasividad de los jugadores celestes, el marroquí lanzó un disparo por bajo y buscando el palo largo. Gran remate al que nada pudo hacer Radu.
El Celta quedaba noqueado en su estreno europeo, pero lo positivo ayer del equipo de Giráldez fue que en tan complicada situación no se dio por vencido. Esperó su oportunidad y se agarró a ella con tanta fuerza que estuvo a punto de darle la vuelta en el marcador en los últimos minutos.
Todo cambió con la jugada de Borja Iglesias ante el guardameta alemán que acabó en una falta inventada por el árbitro para que el gol del santiagués quedase anulado con anterioridad a que el balón traspasase la línea de la portería. El goleador céltico había sustituido en el minuto 50 a un Jutglà que ayer se equivocó en todas sus acciones, pero como le ocurrió a Aspas (salvo un lanzamiento desde 40 metros en el que el moañés buscó la portería de Nübel), o a Pablo Durán. Porque los tres fueron incapaces de generar peligro en toda la primera parte. Al remate de larga distancia del capitán se sumó un único disparo desviado de Jutglà, mientras Marcos Alonso, Starfelt, Mingueza y Javi Rodríguez agotaban sus energías en achicar balones en el área del Celta. Y de esas acciones defensivas solo salían balones en largo para regalar al rival, que ayer desperdició una buena ocasión para conseguir una victoria más holgada que le diese ventaja en la clasificación de esta liguilla de la segunda competición europea.
Giráldez había señalado en la víspera de este estreno europeo que el partido de Stuttgart era para disfrutarlo por lo logrado el curso pasado en la Liga. No hubo oportunidad de hacerlo ayer durante los primeros setenta minutos de un encuentro al que asistieron 1.200 aficionados del conjunto gallego. El rayo de esperanza lo puso, de nuevo, Borja Iglesias, que a cuatro minutos del final, anotó su cuarto gol de la temporada. Pero incluso pudo llegar el empate en la última jugada: Radu sacó en largo y el balón le cayó a Bryan Zaragoza, pero el andaluz no encontró portería y el Celta no puedo maquillar el resultado en una mala noche en Europa.
Vía: Vigo