Al leer el artículo “Aferrados a la ausencia” de Álvaro Aurane, del domingo 7 pasado, me he sentido transportada a mi infancia, cuando desde la escuela primaria, a mis ocho años ya debíamos memorizar el Acta de la Independencia, el Preámbulo de la Constitución, con sus artículos que tan bien enumera Aurane y que pese a mis años aún recuerdo de memoria. Ya en la etapa secundaria, en la escuela Juan Bautista Alberdi, en las clases de Instrucción Cívica con el Dr. Martínez Moreno entrábamos al debate profundizando el estudio de la Constitución. Nos encantaba sentirnos ciudadanos con decisiones propias aunque no con todos los derechos, pues con 16 años aún no votábamos. Y pregunto: ¿Actualmente se habla de Alberdi en las escuelas? ¿Se memorizan los artículos más importantes de la Constitución? ¿Los de derechos y garantías, por lo menos? ¿Nuestros políticos actuales los saben recitar de memoria? Debería ser una obligación saberlo. Además, ¿saben que el ataúd de Alberdi se encuentra en un pasillo en la Casa de Gobierno sin escolta alguna? ¡Una vergüenza! No merece estar en ese lugar! Hace muchos años, como concejal, intenté gestionar su traslado al Palacio de Justicia donde, insisto, debe estar. En esa ocasión un juez de la Corte de Justicia, ya fallecido, se oponía. ¿Por qué no proponerlo nuevamente? Llamo a la prensa a movilizar mi propuesta ante una Corte Suprema de Justicia esta vez integrada por jueces jóvenes que, supongo, son más sensibles y que finalmente pueden hacer justicia honrando a Juan Bautista Alberdi como se merece.