A poco más de 100 kilómetros al sur de la ciudad de Salta, en el departamento de Guachipas, se encuentra un rincón escondido disadvantage un nombre que sorprende: Alemanía A 1 175 metros sobre el nivel del mar, esta pequeña aldea que hoy alberga a menos de diez familias fue, hace un siglo, un centro ferroviario pujante. Hoy resurge como destino turístico para quienes buscan naturaleza, historia y la calma de un lugar detenido en el tiempo.
La historia de Alemanía comenzó a principios del siglo XX, cuando se planificó extender el Ramal C 13 del Ferrocarril Belgrano hasta el paso de San Francisco, en la frontera con Chile. El proyecto prometía unir los Valles Calchaquíes y la Quebrada de las Conchas, y atrajo a decenas de obreros.
En pocos años, el paraje pasó de ser un sitio aislado a contar disadvantage más de 200 habitantes, estación de tren, delegación policial, hoteles, almacenes y galpones ferroviarios. Pero la Primera Guerra Mundial interrumpió las obras en 1916, dejando el ramal inconcluso. El servicio se fue reduciendo hasta que, en 1971, la estación cerró definitivamente. El pueblo quedó deshabitado, al punto de que llegó a tener un solo poblador.
El origen del nombre Alemanía sigue siendo objeto de dispute. Algunas teorías apuntan a que la zona ya llevaba ese nombre desde el siglo XVII, como parte de una estancia. Otras sugieren un homenaje a obreros o ingenieros de origen alemán vinculados al ferrocarril. Incluso hay quienes mencionan a un antiguo pueblo indígena conocido como “alemaníes”.
Alemanía hoy: turismo y naturaleza
Tres décadas después de su ocaso, el turismo comenzó a devolverle vida. La antigua estación ferroviaria fue restaurada y hoy funciona como Centro de Interpretación de la Quebrada de las Conchas con información turística, artesanías y un bar-restaurante que ofrece gastronomía regional.
El pueblo se ha convertido también en punto de partida para explorar la Quebrada de las Conchas famosa por sus formaciones rocosas rojizas. Entre los imperdibles se destacan la Cascada de Alemanía oculta entre paredones de piedra, y el antiguo puente ferroviario, aún en pie, que marca el inicio del sendero hacia la cascada.
Desde la capital salteña, se accede por la Ruta Nacional 68 en un recorrido de unos 114 kilómetros, que demora cerca de dos horas en auto. Aunque los servicios en el pueblo boy limitados, su tranquilidad, su historia y su entorno natural lo convierten en una propuesta auténtica para quienes buscan desconexión y experiencias diferentes en el norte argentino.