En el día de la Batalla de Tucumán y de Nuestra Señora de la Merced, Patrona del Ejército Argentino, que nos abrieron las puertas a la libertad, quiero honrar a ambos con esta sencilla carta, para lo cual voy a traer a la memoria de nuestro pueblo, palabras del gran maestro argentino Domingo F. Sarmiento, quien en uno de sus libros, entre otras cosas, escribió lo siguiente: “Yo creo firmemente en la transmisión de la aptitud moral por los órganos; creo en la inyección del espíritu de un hombre en el espíritu de otro por la palabra y el ejemplo. Jóvenes hay que no conocieron a sus padres, y ríen, accionan y gesticulan como ellos; los hombres perversos que dominan a los pueblos, infestan la atmósfera con los hálitos de su alma, sus vicios y sus defectos se reproducen; pueblos hay, que revelan en todos sus actos quienes los gobiernan; y la moral de los pueblos cultos que, por los libros, los monumentos y la enseñanza, conservan las máximas de los grandes maestros, no habría llegado a ser tan perfecta, si una partícula del espíritu de Jesucristo, por ejemplo, no se introdujera por la enseñanza y la predicación en cada uno de nosotros para mejorar la naturaleza moral”.

Fuente