En años de militar en el radicalismo y de ser un admirador de muchos de los grandes dirigentes de nuestro partido tanto a nivel provincial como nacional encontré un pequeño libro redactado por Elsa O. Marón de Baaclini, esposa del Dr. Napoleón Baaclini, quien fuera uno de los mejores ministros de Salud Pública. La obra es “Mi pedacito de historia”, y en él relata vivencias tanto familiares como políticas; entre ellas da cuenta de más de un centenar de obras en el gobierno de Celestino Gelsi: el hospital del Niño Jesús, la Maternidad, el hospital de Concepción y los de Los Ralos, Famaillá y Ranchillos, y distintos dispensarios a lo largo y ancho de nuestra provincia. Además, la obra máxima, aún no superada, el dique Cadillal, cuyo lago hoy lleva su nombre; el Casino; la Diagonal a Tafí Viejo; la Escuela de Policía; la remodelación de la Hostería de San Javier; el Lago San Miguel -hoy veo con beneplácito la restauración del mismo por las actuales autoridades-; la terminal de ómnibus; la sede del aeropuerto Benjamín Matienzo; la privatización del servicio de ómnibus urbano, a cargo de cooperativas; el Consejo de Difusión Cultural como ente autárquico; el Ballet Estable de la provincia y el Septiembre musical. Todo esto lo hizo Gelsi en menos de cuatro años. Cuando le preguntó un funcionario nacional cómo hizo en tan poco tiempo, él contestó: “porque no robé ni dejé que nadie robara”.

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