El Barça está condenado a volver a Montjuïc. El club se encuentra en un callejón sin salida con el problema añadido de las consecuencias económicas. No se podrán cumplir los acuerdos firmados con Goldman Sachs, toca refinanciar la deuda y aplazar el pago de intereses. Las previsiones de hace dos años cuando comenzó la demolición no se han cumplido y el plan financiero es de imposible cumplimiento por falta de ingresos.
Las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran. La realidad es tozuda e irreversible. En una construcción de la dimensión del Camp Nou se sabe cuándo comienzan las obras pero no cuándo acaban.
Las críticas, al final
Las críticas hay que dejarlas para el final. Ahora lo que toca exigir es claridad y transparencia para que la inauguración no se retrase mas allá del 2027 como vislumbran algunos arquitectos. Afortunadamente hay un Plan B y algo mucho más importante, un equipo que funciona e ilusiona. Si los hombres de Flick encadenan triunfos, el purgatorio de Montjuïc será mas agradable.
A día de hoy el panorama es complicado. Aunque se ha anunciado en más de una ocasión, el club no tiene todavía el certificado final de obra. Por lo tanto, no se han podido presentar al Ayuntamiento los documentos necesarios para conseguir la licencia de primera ocupación. En consecuencia, no hay luz verde ni posibilidad alguna de volver al nuevo estadio a corto plazo.
Hoy se disputará en el Johan Cruyff el último partido y el próximo domingo, frente a la Real Sociedad, no hay otra solución que jugar en Montjuïc, de la misma manera que el partido contra el PSG de Champions ya está anunciado que se jugará en el Estadio Olímpic. Allí jugaron el último partido el 28 de mayo; cuatro meses después, contra todos los pronósticos y anuncios, tienen que regresar al exilio.
Las consecuencias negataivas
Deportivamente esperamos que jugar en Montjuïc no tenga consecuencias negativas. Allí se ganó la Liga y se llegó a semifinales de la Champions. Bastantes socios se acostumbraron a subir a la ‘montaña mágica’ y solo hay que pedirles un sacrificio más, hasta febrero. Otra cosa es la cuestión económica.
La Liga ha recortado el límite salarial del club en 112 millones y no concreta cuando entrará en la norma 1:1 para fichar sin problemas. El auditor por su parte no ha contabilizado los 110 millones de los Palcos VIP lo que afecta directamente a la cuenta de resultados de la pasada temporada que todavía no se conoce.
Ante el mal tiempo, buena cara. Aparquemos el tema de las obras y pensemos en positivo. Confiemos que el equipo continúe en su buena línea y confirme en la Champions lo que demostró ante el Newcastle, experiencia, madurez y confianza.
Los refuerzos de Joan Garcia y Raschford son grandes fichajes, la cantera pisa fuerte y Lamine es un jugador diferencial gane o no gane el Balón de Oro. Si la pelota entra, los problemas económicos serán más llevaderos.