En la presentación del Presupuesto 2026, el Gobierno confirmó un aumento en la recaudación de los derechos de exportación del 22,8% en comparación con los ingresos de 2025.

Para tranquilidad de los productores, este incremento no se debe a una suba de las retenciones, lo cual sería un error político del Gobierno al intentar obtener mayores ingresos por esta vía. Además, ya se ratificó la baja permanente en las retenciones a la soja, el trigo, el maíz y a todo su complejo exportador agroindustrial.

Según el proyecto para 2026, se espera que el Gobierno recaude en concepto de retenciones unos $10,16 billones, monto que representa el 0,98% del producto interno bruto (PIB). Medido en dólares, equivaldría a unos U$S 6.800 millones, tomando como referencia la cotización actual de la divisa estadounidense.

Este mayor ingreso proyectado para 2026 obedece a un aumento en el volumen de producción –asumiendo un clima normal, sin sequía– y a una mejora de los precios internacionales, como lo refleja la evolución de las cotizaciones de la soja y el maíz en el mercado de Chicago.

Un dato importante para destacar es que, a pesar de la baja proyectada en la superficie de soja de la próxima campaña, se podrá cosechar un volumen superior al de la anterior. La estimación de la superficie nacional de siembra de soja para la campaña 2025/2026 es de 17,6 millones de hectáreas, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, lo que representa una disminución de 800 mil hectáreas (4,3%) respecto al ciclo previo, cuando se sembraron 18,4 millones.

Esta reducción responde a una mayor preferencia de los productores por cultivos como maíz y girasol, que resultan más atractivos debido a mejores precios relativos. En la cosecha pasada, unas 1,7 millones de hectáreas de soja de primera y de segunda fueron afectadas por la sequía, con una merma de alrededor de cinco millones de toneladas en la producción.

Si en 2026 el clima se mantiene dentro de la normalidad, sin el efecto negativo de una sequía, y considerando rendimientos habituales, la producción podría superar los 52 millones de toneladas, frente a los 50,3 millones de la cosecha actual.

En cuanto al precio de la soja, resulta difícil comparar con 2024, ya que hubo numerosos cambios en el sistema de retenciones –alícuotas diferenciales con distintos vencimientos y la implementación de la baja permanente–, lo que impactó en los valores en cada momento.

Lo concreto es que hoy la soja disponible cotiza a U$S 300 por tonelada, mientras que en julio, antes de la baja permanente, se ubicaba en U$S 270. Puede afirmarse, entonces, que la reducción definitiva de las retenciones al aceite y a la harina de soja al 24,5% tuvo un impacto positivo en el precio de la soja, de alrededor de U$S 30 por tonelada.

También debe tenerse en cuenta que, en esta campaña, por cuestiones de mercado y ante la demanda adicional de poroto argentino (debido a la menor producción en Estados Unidos), los exportadores decidieron aumentar las ventas de grano sin procesar en detrimento de su industrialización en aceite y en harina.

En mayo, los exportadores habían declarado ventas por un total de tres millones de toneladas. Al 10 de septiembre, el registro ascendía a 8,8 millones de toneladas. Este incremento de 5,8 millones de toneladas en las exportaciones de poroto implica una menor disponibilidad para la industria aceitera.

Finalmente, la posición mayo 2026 de la soja en el mercado A3 cotiza a U$S 298,3, es decir, una baja de U$S 1,7 respecto del valor de la soja disponible, que se ubica en U$S 300. Por el momento, nuestro mercado de soja nueva no refleja la suba de U$S 17 observada en Chicago, entre la posición noviembre 2025 (U$S 382) y la posición mayo del año próximo (U$S 399).

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