El ruido venía de fuera. Dentro, el Barça se blindó. En los dos últimos meses de 2025, con la Liga F y la Champions en juego y una sucesión de obstáculos que habría puesto en apuros a cualquiera, las azulgranas eligieron un camino tan simple como exigente: unirse más que nunca.
Las lesiones de Patri Guijarro, Salma Paralluelo, Aitana Bonmatí u Ona Batlle —y en su momento las de Pajor y Kika— llegaron todas juntas, reduciendo al mínimo el margen de maniobra de una plantilla ya corta y sometida a un calendario asfixiante, con partidos cada tres o cuatro días. El contexto invitaba a la duda. El Barça, sin embargo, no miró fuera. Miró hacia dentro.
Ahí emergió con fuerza el trabajo de Pere Romeu y de todo su staff. La respuesta no fue conservadora, sino valiente: apostar de verdad por la cantera. No como solución puntual, sino como convicción. “Somos un equipo joven que ha tenido que tirar mucho de cantera. No es cuestión de edad, sino de calidad. Ellas tienen talento y capacidades, mi trabajo era ponerlas en un contexto para poder explotar sus virtudes”, explica el técnico a SPORT. Y ese contexto no fue cómodo: escenarios exigentes, partidos grandes y responsabilidad real. Las jóvenes respondieron porque el ecosistema las empujó. Porque el vestuario las sostuvo.
Las veteranas, el hilo invisible
Con poco margen para rotar y muchas futbolistas acumulando minutos también con sus selecciones, las jugadoras con más experiencia dieron un paso adelante. En el campo, pero sobre todo en lo invisible. “Las jugadoras con más experiencia han sido y están siendo clave para la integración de estas jugadoras más jóvenes y por eso estamos creciendo como equipo”señala Romeu.
Ese equilibrio explica una de las grandes paradojas del Barça en este tramo final del año. “El equipo va fatigado, pero tiene energía”, resume el entrenador. “Juegue quien juegue, el equipo está enérgico, con capacidad de presionar, de hacer posesiones largas o ataques rápidos”. Una energía que nace de la convicción colectiva.
El Barça celebró en París la primera plaza en la Champions / FCB
Callar el ruido, mirar al vestuario
Mientras fuera se acumulaban dudas y comentarios, dentro el mensaje era otro. Cata Coll lo verbaliza sin rodeos cuando habla en SPORT de “callar bocas”. No como provocación, sino como respuesta al ruido externo. “Nos gusta que hablen. Esto como equipo nos hace crecer. Sabemos el equipo que tenemos, da igual cuántas seamos. Queríamos callar bocas, creo que lo estamos haciendo y queremos seguir callando bocas”afirma la portera.
No fue una consigna explícita. Fue algo orgánico. “Nos hemos unido todas de manera muy fácil. No ha hecho falta ni hablarlo. Cada una sabía que tenía que tirar del carro, echar minutos, currar mucho, con partidos cada tres días”explica Cata. “Con las miradas, con lo que se vivía en el vestuario, sabíamos que todo el mundo tenía que tirar, que las de abajo tenían que tirar como una veterana”.
La Masia y el mono de trabajo
En ese esfuerzo colectivo, la cantera dejó de ser promesa para convertirse en presente. Futbolistas formadas desde pequeñas en La Masia asumieron el reto con naturalidad, sin complejos, como si el escenario no pesara. “Las que suben ahora vienen muy fuertes desde pequeñas. Se nota mucho”insiste Cata, convencida de que hay talento preparado incluso más allá de las que ya han tenido protagonismo importante. “Carla Julià también es muy, muy buena. Y lo está demostrando. Y otras jugadoras que todavía no han tenido la oportunidad, pero que seguro que llega”.
La sensación se repite en todas las voces del vestuario. Claudia Pina lo resume desde la sencillez y el orgullo. “Al final es ponerse el mono de trabajo, juegue quien juegue en este equipo, siempre se ha dado la talla”. No fue un camino cómodo. “Ha habido días difíciles, de estar cansadas, pero nos hemos juntado más que nunca. Las jóvenes nos han ayudado muchísimo, tanto las del B como las que acaban de subir. Hemos tirado todas del carro y eso ha sido importante para acabar primeras”.
El Barça cierra 2025 líder en la Liga F y primero en la liguilla de la Champions, con 82 goles a favor y solo 6 en contra en 20 partidos disputados. Son cifras que impresionan, pero que no explican del todo lo vivido. Porque este tramo decisivo no va solo de resultados. Va de cómo un vestuario se une cuando llegan las dudas, de cómo la cantera responde cuando se la necesita y de cómo un equipo, fatigado pero convencido, se reivindica desde dentro para seguir siendo lo que siempre ha sido: un bloque. Juntas








